AHORA MÁS QUE NUNCA DEBEMOS SENTIR Y CONSCIENTIZARNOS de que esta Revolución es nuestra y no podemos dejar que nada ni nadie nos la arrebate por caprichos oportunistas y necrofílicos. No bastan nuestros deseos ni nuestra esperanza en que nuestro Camarada Presidente Chávez salga saludable de la afección que lo aqueja. No basta orar en las plazas ni discursear en recintos, debemos hacer revolución. Serán nuestras acciones concretas y precisas las que determinen el éxito o no de la revolución y, por supuesto, quienes garantizarán la existencia en la Tierra de Hugo Rafael Chávez Frías. Además de la esperanza, debemos tener el empeño, empeñar todas nuestras fuerzas, dentro de cada uno de nuestros flancos de batalla, para garantizar que la vida y obra (“obras son amores”) de nuestro máximo e indiscutible líder no pasen en vano por la Tierra. Lo peor que podríamos hacer hoy es dar la Revolución por sentado, suponer que ya está lista sería un grave triunfalismo que nos conduciría a una paralización de este proceso. Necesario es vencer, imperativo es luchar.
Además de todo esto, es nuestro deber acatar las decisiones estratégicas a que ha convocado nuestro Camarada Presidente en un supuesto negado de que él no pudiera continuar en algún momento su mandato, y esa estrategia que debe unirnos sin derecho a medias tintas tiene un solo nombre, allá en las puertas insospechadas del porvenir: Nicolás Maduro. Así que: ¡Viva Chávez! ¡Viva Maduro! ¡Por la victoria eterna!
Isaac Morales Fernández
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