Los hechos del 11, 12 y 13 de abril de 2002, marcaron un antes y un después del Proceso Revolucionario. La oligarquía venezolana, la anacrónica partidocracia, la burguesía mediática, la rancia iglesia y la Derecha internacional guiada por Estados Unidos, materializaron un golpe de estado. El intervencionismo imperial se reinventaba con la guerra de 4ta generación. Masacraron al pueblo con francotiradores y represión policial, tratando de achacarle las muertes y tragedias al Presidente Hugo Chávez, manipularon a las cúpulas ricas del ejército, militares de alto rango sin ningún respaldo del pueblo uniformado, y secuestraron a Chávez durante, apróximadamente 40 horas. Esto sucedió el 11 hacia el anochecer.
El día 12 se autoproclamó y autojuramentó como Presidente, la cara no muy lavada de la oligarquía empresarial de Fedecámaras: Pedro Carmona Estanga, quien llegó ilícitamente al poder, eliminando todos los poderes públicos e instalando un supuesto “período de transición” que más bien pareció una Inquisición. Mientras esto sucedía, el pueblo enardeció exigiendo ver y oír a su líder, al ícono de su lucha revolucionaria, el Camarada Presidente Chávez. La presión del pueblo, de millones de personas, fue tal, que la facción golpista del ejército se desmigajó, prácticamente, en cuestión de minutos.
El día 13 ya el golpe de estado flaqueaba sin fuerzas (ni pueblo ni ejército). Y en la mediancohe hacia el 14, Chávez, simplemente, ¡volvió, volvió, volvió!
Isaac Morales Fernández
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