Dos propuestas se muestran ante Venezuela: una popular, y otra no popular. Es lo mismo que decir una cultural, y una no cultural. Una política, y la otra es no-política. En síntesis, es una propuesta versus una no-propuesta, por la sencilla razón de que se enfrentan un discurso político de verdadero progreso, revolución, transformación de la sociedad con la ambición altruista de transformar el mundo para salvar el único suelo verídicamente habitable por el hombre: la umanidad; contra una ausencia de discurso que no es accidental, pues esconde las intenciones entreguistas, impopulares, neoliberales y pitiyanquis. Basta con revisar, como punto partida para un análisis, la política cultural del gobierno revolucionario del Presidente Chávez, en comparación con la política cultural de la gobernación de Miranda en manos de Radonsky. La de Chávez inicia con la creación del Ministerio del Poder Popular para la Cultura y todas sus dependencias y actividades: Sistema Nacional de Culturas Populares, Sistema Masivo de Revistas, Gran Explosión Cultural Bicentenaria, Sistema Nacional de Imprentas, Librerías del Sur, Festival Mundial de Poesía, Feria Internacional del Libro, Misión Cultura Corazón Adentro, Villa del Cine, Centro Nacional del Disco, Centro Nacional de Fotografía, Fundación Red de Arte, UNEARTE, Casa de la Música, etc, etc, etc...
La de Radonsky ha sido y seguirá siendo una sola: eliminó el Instituto Mirandino de Cultura a pocos días de haber tomado la gobernación.
Isaac Morales Fernández