Nos espera un año de verdadero golpe de timón. Sin el Comandante Chávez con nosotros en cuerpo, debemos hermanarnos con nuestro Presidente Nicolás Maduro Moros. Debemos ser sus ojos, sus manos, su voz impetuosa. Hemos sobrevivido al año más duro y difícil que ha tenido la Revolución hasta ahora. Hemos sobrevivido al pecho hinchado y soberbio del irresponsable que gobierna en Miranda gracias al cinturón de riqueza que rodea Caracas desde San Antonio de Los Altos hasta Petare, hemos sobrevivido a la guerra económica más miserable, cruel y mezquina que oligarquía alguna le haya hecho a su propio pueblo, hemos sobrevivido a la más fuerte campaña mediática internacional que se haya fraguado y ejecutado alguna vez en contra de la legimitidad de presidente alguno en la historia, hemos sobrevivido, en el Tuy, al olvido malintencionado de la gestión del gobernador de Miranda al saberse eternamente derrotado por nosotros, los chavistas del Tuy que no hemos traicionado ni traicionaremos jamás el legado de nuestro Comandante Eterno, por más que los sectarios y saboteadores hagan de la suya. Sin duda, pues, ha sido un año muy complejo. Pero hemos cerrado el año con una victoria, sólo equiparable al amor que le tuvimos, tenemos y tendremos a ese Chávez nuestro, a ese Chávez que siempre recordaremos bailando bajo la lluvia junto a nosotros aquel 4 de octubre de 2012. Hemos cerrado con una victoria, a nivel nacional, que ha hecho al autocreído líder de la oposición, el Caprichoso Radonsky, tragarse sus palabras. ¿Plebiscito? ¡Sí, claro! Ese chico mimado del este del este que tiene dos años en una campaña vacua que lo tiene totalmente desgastado, tiene ahora razones para temblar y persignarse: él sabe que después de Salas Römer y de Manuel Rosales, él es el nuevo gran muerto político de la Derecha. ¿A cuál pondrán ahora para el 2014?
I.M.F. / Sta.Tsa.
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